Uno
de los valores que más me gustan es la gratitud,
porque toda la vida he creído que con gente agradecida este mundo siempre
tendrá esperanza, porque es la base de lo que nosotros llamamos comunidad. Uno
de mis propósitos es ser más agradecido con las personas que pasan por mi vida
y que consciente o inconscientemente tienen el don de marcarla, que con su
pensar, su sentir y su actuar han hecho que yo sea un poco mejor persona, un
poco más feliz o de alguna manera han dado una lección a mi vida.
Como
cada vez digo (e intento que nunca se me olvide) que yo me considero un
consentido de Dios; una de las muchas razones es el hecho de que se empeña en
permitirme tener contacto con tanta gente, además me ha enseñado que cada
persona por diferente que sea o incluso por muy negativa que la pueda ver,
siempre tiene una lección para nosotros y lo mejor es cuando logras entender
que si buscas bien, si pones atención y le das oportunidad, siempre y quiero
recalcar el SIEMPRE, tendrán algo, ya sea un gusto, un pensamiento o interés en
el que serán iguales a ti y el cual los conectara.
Sin embargo hay veces en que tienes la fortuna de encontrar un lugar donde existe mucha gente que vale la pena conocer y con los que no es tan difícil entender el porque, lugares donde se respiran y se emanan cosas positivas donde lo que hacen tiene un sentido y no cualquier sentido, se dedican a pensar en las personas, en ayudarlas y valorarlas; ese lugar me lo encontré por azares del destino o mas bien por decisiones de Dios, pero el creyó que yo necesitaba conocerlo y creo que no se equivocó. Ese lugar se llama ALAS.
Algunos
dirán ¿y qué es eso?, ALAS es un Centro de Desarrollo Humano y aunque no puedo
contarles exactamente qué es lo que hacen y cómo funciona, si puedo decirles
que en estos tiempos y con la forma de vida que muchos llevamos, hace tanta
falta lugares que se dediquen a ayudarnos a aprender a darle una manita de gato
a nuestro interior o en algunos casos hay unos que más bien necesitamos todo
un “overhaul” a
nuestra mente, alma y espíritu. Esto no quiere decir que tengas que
estar mal y necesites ayuda para ir a lugares así, por eso me gusta el término
que utilizan ellos: no es un curso, no es una plática, es un entrenamiento para la vida; y es que en las escuelas a las que
asistimos toda la vida no podemos pensar en aprender del “bien ser” y el “bien
estar”, ahí tratan de enseñarte un “bien saber” (y eso de “bien” muy pocas lo
logran).
Por
eso en estos tiempos es tan común escuchar tan seguido de cosas como la tristeza,
el dolor, la depresión, la soledad, la falta de sentido y cuando lo escuchamos
en ocasiones la verdad es que pudimos haberlas evitado, pero en la vida nunca
nos enseñan sobre cómo aprender a vivir esas situaciones.
Lo
mejor de todo es que en ese proceso que vives dentro de este lugar tienes la
fortuna de conocer muchas personas y la mejor forma de hacerlo es cuando uno
esta dispuesto a abrir su mente, su alma y su corazón; te permite conocer amistades
que te enseñan y te explican que lo que estás viviendo o has vivido no es algo
que sólo te pasa a ti, le pasa a muchas personas y que tiene solución y
explicación, además es un lugar en el que siempre encontraras una mano
extendida y la oportunidad de tu también brindar ayuda a alguien más. Verás personas que han
decido dar su tiempo y su cariño a los demás, y eso vale más que todo lo que
pueda tener dentro cualquier banco del mundo.
Cuando
te topas a alguien que entrega su tiempo y no sólo el que le sobra sino el que
se requiere para algo positivo, que se compromete de verdad con lo que cree y
lo que hace y hablo de compromiso, porque para que valga la pena lo que das, tiene
que costarte, tienes que estar dando una parte de ti y mejor aún darlo con
alegría y convicción… y ellas lo hacen, cuando te topas personas así no puedes
dejar de ser agradecido.
Además
de ellas encuentras a tipos como Juan Alejandro Córdoba, de esas personas que
por donde van caminando van marcando y generando sentimientos positivos,
alguien de esos que dicen que tiene “Don de Gente” y que lo sabe aprovechar
para cosas positivas. Así como ellos podría hablarles de muchas personas que
hoy puedo llamar amigos y que me han dado momentos muy agradables, grandes
lecciones y con los que espero compartir muchas cosas más.
Sin
duda una de las mejores cosas que me pasó este año, sin temor a equivocarme,
fue haber conocido ALAS y saber lo que significa “te doy mi 4”, de esas cosas
que yo llamo alimento para el corazón.
Muchas gracias a todos, les mando un afectuoso saludo, todo
mi respeto y admiración y muchos 4s a todas esas personas.
facebook.com/cari.hernandez1